EL MATE LITERARIO es una experiencia docente donde cien alumnos, directivos, profesores y bibliotecarios se reúnen para tomar mate y escribir relatos a partir de consignas de escritura. Los géneros a abordar: cuentos policiales, de terror, maravillosos, mitos urbanos, interpelan la identidad de los participantes convirtiendo a la escuela en un espacio “practicado” que deja de lado el “pintorequismo” de ocasión y recae sobre la historia nuevayorquina presentando su potencial narrativo.

El mate literario en la escuela de la Nueva York

Para parte de la población de Berisso el barrio de la calle Nueva York es un “lugar vacío”, no porque no posea población sino porque los sujetos sociales que allí habitan se han convertido históricamente en “invisibles”. El evento denominado “Mate literario” se fundamenta en el propósito de contrarrestar este mito haciendo “visible”, por medio de la escritura y la discusión de sentidos, a los sujetos que la habitan. El lugar elegido es, tal vez, el más emblemático, su Escuela, espacio propicio para explicar que el barrio es un “lugar practicado”, con sujetos, alumnos y docentes, con historia y cosas por decir. De este modo se piensa “El mate…”, como un lugar de seguridad donde - y aunque se practique sólo una mañana-, cien alumnos con sus docentes de Literatura, bibliotecarios y directivos, se convertirán en talleristas y coordinadores que se involucren en los relatos desde una mirada sociocultural que habilita lo que los chicos y chicas “pueden” (lo que se ve) y postergando lo que “no pueden todavía” (lo que no se ve).

El “Mate literario” no se piensa como un hecho pintoresco para contener alumnos y alumnas de contextos desfavorables. Todo lo contrario, se lo concibe como una instancia donde los talleristas son “productores culturales” cuya validez no reside en sus orígenes de clase, sino, simplemente, en que son sujetos de derecho que ya saben narrar y narrarse una identidad más allá de las faltas ortográficas. Por último, “El mate…” esconde una postura epistémica sobre la enseñanza de las Prácticas del Lenguaje y la Literatura en la escuela, esto es, creemos que llevar el Taller al centro del aula para abordar contenidos de la disciplina obliga a revisar las representaciones que los docentes tenemos de los alumnos, de nosotros mismos y de la asignatura.

domingo, 1 de mayo de 2011

El cuento policial

Se ha encontrado un expediente en un galpón abandonado del fondo de la calle Nueva York con los siguientes datos:
Carátula: “Contrabando”
Sospechosos:
Lugar del delito: viejo depósito de comestibles.
Testigos: Luis García y Darío Coletto
El expediente llega a las manos del Comisario recién ascendido Sergio Ursagaste que comienza la investigación visitando el galpón e interrogando a los testigos para hallar pistas y sospechosos.
Elaborar el relato en tercera persona de la investigación del comisario y las deducciones que lo llevan a dar con el o los contrabandistas.


El debut de Ursagaste de Dario Coletto
Caminaba por la calle de adoquines húmedos y resbalosos como cuando se rateaba de la vieja escuela 9, el olor a pan faltaba, también faltaban los Jones, en su lugar había unos flaquitos medio dados vueltas; sino fuera por el ascenso que llegó la semana pasada los estaría jorobando, pero lo suyo era ahora otra cosa, casos más grandes.
Sergio Ursagaste, el morocho de la Nueva York, apretaba en su mano derecha una carpeta de cartón, alguna vez amarilla, como flamante Comisario había decidido atender personalmente este caso.
En el fondo de la calle, junto al conventillo del Turco, en el viejo depósito de Don Armando, apreció la carpetita con la carátula de “contrabando”, y le picó, pensó “empiezo en mi barrio con el pie derecho”.
La noche anterior mandó a levantar al “loco” Luis García y al negro Darío Coletto, dos viejos conocidos del barrio que no dejaban que pasara ningún despelote en la zona sin meterse.
Extrañamente, estuvieron bastante callados, justo ellos que a la primera apretada cantan como pájaros, pero esta vez no, Ursagaste los miraba asombrado y la cosa lo intrigó más.
Esa noche durmió mal, la cama era enorme desde que la flacas se fue cansada de esperarlo por las noches.
La mañana lo encontró, sin darse cuenta, camino al viejo galpón, ni miraba el chaperío de las viejas casas y sólo pensaba en las únicas palabras de los dos rateros de la noche anterior: “son cosas muy pesadas, con eso nosotros no la vamos”.
Ursagaste se acercaba a la vieja puerta de chapas sin vidrios, que como habían contrabandeado justo aquí en mi zona, pregunta ¿quién se anima a meterse justo aquí?
Ya frente a la puerta pensó: ¿y si pido apoyo?, ma´sí yo me mando dijo, pateó la puerta al grito de ¡quietos policía!
Ya de vuelta patinando en al humedad, volvía por la calle recién adoquinada, sin darse cuenta se vio a si mismo riendo, delante de él compartiendo esposas iban los más chicos de los Peralta, atrás en el galpón habían quedado como quinientos adoquines de la histórica calle, listos para ser vendidos al coleccionista del extranjero.
Claro, pensó, Ursagaste dándole la razón a los testigos, estos sí son casos pesados.


El hombre oro de Denise, Betsabe y Marisol.
El comisario Sergio Ursagaste, recién ascendido, comienza la investigación revisando el galpón. En el galpón había electrodomésticos de toda clase. Al revisar cada televisór Sergio que era astuto y muy inteligente, se da cuenta que estaban llenos de cocaína.
También encuentra dos pistas: todos los aparatos estaban manchados con gel y en un rincón tirada una agenda.
En la Nueva York había una sola persona que usaba gel, se llamaba Luis García y era regente de la escuela.
Sergio fue a la escuela a interrogar a Luis. Cuando le preguntó que había hecho dos noches atrás, Luis le respondió que había estado en el teatro cantando tangos.
Luego le preguntó qué tipo de gel usaba. Luis le respondió que usaba gel con brillitos “arrabal”.
Luego le preguntó quién usaba mucho una agenda en la escuela. Luis respondió que su amigo Darío pero que la había perdido.
Sergio luego le dice queda detenido por sospechoso junto con Darío por “contrabando”. En ese momento Luis le dice que el contrabandista era Javier Goldman, que aunque no parezca por las noches usa gel y lleva una agenda para anotar cosas raras en un galpón.
Sergio entonces tuvo la idea de quedarse vigilado toda la noche en el galpón con refuerzo.
A las 12 escuchó ruidos de voces, se asomó y descubrió que Goldman ocultaba en su nombre su verdadera identidad, él era “el hombre oro”, y vivía del contrabando simulando en el día ser profesor de lengua y literatura.
Fue arrestado.

Por Chible Liliana.
Desde el 1er momento Ursagaste dudó de los testigos; tanto Coletto como García tenían antecedentes importantes, que habían logrado borrar, por influencias con la policía.
Ursagaste, tenía lo suyo pero… la vida y el esfuerzo por mejorar lo llevaron a ser policía. Y un día… así como así… inspector.
Esto quiere decir que los 3 se habían conocido en situaciones “algo compromentidas”.
Pero la realidad estaba allí: García y Coletto debían ser indagados minuciosamente.
La cara de Ursagaste indicaba que nada de lo dicho por ambos aclaraba el problema, ni permitía continuar con la investigación.
Ursagaste usó su memoria para recordar “viejas épocas de amigotes”, cuando uno de ellos, se mostraba en reuniones con botellas de champagne importado en grandes cantidades.
García decía que se lo habían regalado los tíos de Coletto, luego de un viaje por Francia.
También le vino a la memoria Ursagaste el día que vio a Coletto salir del depósito con un elegante auto, diciendo que llevaba galletitas a la escuela.
Tanto García como Coletto trataban de desviar la investigación. Esa era observable y contundente.
A pesar de cierta ineptitud Ursagaste tenía una gran intuición.
  Cada noche, al llegar a su casa, trataba de recordar más y más detalles de aquella época de amigotes.
Los testigos cambiaban datos, no se ponían de acuerdo en fechas, lugares, personas, tipos de vehículos. La hipótesis de otros se desvanecía. Ya casi no había dudas. Ellos dos eran los que contrabandeaban elegantemente botellas de champagnes. Ursagaste decide controlar a estos dos señores con dos espías encubiertos que ingresaron a la escuela en carácter de profesores.
Después de un mes ¡sólo un mes!, la respuesta estaba ante sus ojos.
En una fiesta organziada en la casa del propio Coletto y con la complicidad de muchos docentes, Ursagaste descubre la verdad.
En la habitación de su hoja ¡pobre hija! El arsenal de POMERY descansaba a la espera del reparto que se realizaría al día siguiente.
La causa quedó aclarada. Los supuestos testigos eran los contrabandistas; y los presentes a la reunión, incluyendo a su propia esposa; tan seria ella; fueron trasladados a la comisaría primera para tomarles declaraciones. Luego se decidiría el futuro de ellos.
Solo por un francés que supo enamorar a todos allá lejos y hace tiempo.


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